Debido al aumento de los fertilizantes convencionales (e.g. urea), existe una tendencia en modificar las estrategias de fertilización, en busca de la eficiencia en el uso de los macro/micro nutrientes a incorporar, promoviendo el análisis de suelo para una dosificación adecuada; como también modificando la estrategia de fertilización incorporando fertilizantes foliares al cultivo.
La incorporación de nutrientes vía foliar debe considerarse una técnica suplementaria o mejor aún complementaria de un programa de fertilización, debido a que, suministrados en el período fenológico adecuado, la respuesta al rendimiento es significativa. Es importante utilizarlos en combinación con adyuvantes que aumenten la penetración y disminuyan la evaporación de los mismos.
Qué tipo de nutrientes se debe aplicar va a depender del análisis de suelo y de la sintomatología de deficiencia existente en el cultivo, si la hubiese. A priori, debido a la intensificación de la agricultura en las últimas décadas y la baja reposición, se conoce la deficiencia de dos nutrientes, boro y zinc, importantes para la polinización y síntesis de proteínas, existiendo una co-relación directa con el rendimiento en TODOS los cultivos. Los valores críticos de estos nutrientes se encuentran en concentraciones por debajo de 1,2 ppm de Zn y 0,5 ppm de B; en la actualidad los análisis de suelo muestran resultados por debajo de los críticos mencionados, por tal motivo es de importancia proveer a los cultivos estos nutrientes previo a antesis, excepto en soja cuya respuesta es favorable en los primeros estadíos reproductivos. Por otro lado, otro nutriente importante para aumentar el rendimiento de los cultivos y la calidad de la semilla, es el nitrógeno.
Es importante conocer la fisiología de cada cultivo para saber en qué momento fenológico se deben aplicar, ya que si se utilizan en períodos inadecuados la respuesta al rendimiento es baja o nula. Para evitar esto, brindaremos un breve resumen de los momentos de requerimiento nutricional en cereales y oleaginosas.
Trigo, cebada, centeno: Existen dos momentos en la fase de desarrollo con respuestas positivas a la fertilización foliar. Por un lado en macollaje (Z1.(4), 2.1, según escala de Zadoks), aumentando el número de tallos secundarios que brindarán espigas, aumentando el rendimiento por un mayor número de granos por metros cuadrados. Se estima que con una fertilización balanceada con macro nutrientes y micro elementos el número de macollos que se diferenciarían alcanzaría a 8 con una probabilidad de aborto del 50% de estos debido a la alta demanda nutricional, alcanzando de esta forma un promedio de 4 macollos por planta; en cambio si no hay una fertilización en dicha etapa se formarán entre 3 y 4 macollos con probabilidad de aborto del 25% de los mismos. Otro momento importante es previo a hoja bandera (Z[…], Z4, según escala de Zadoks) donde entre el 60 % y 80 % de las reservas y nutrientes suministrados se removilizan hacia la inflorescencia para aumentar principalmente peso y calidad del grano. Por lo tanto, formulaciones que contengan macro nutrientes (NPK) y micronutrientes en macollaje y/o hoja bandera aumentarían los rendimientos del cultivo, y se potenciarían con la incorporación de fertilizantes foliares a base de zinc principalmente, y/o boro en macollaje.
Maíz: En este cultivo la mayor demanda nutricional comienza en el período de crecimiento rápido, a partir de V5 (según escala de Ritchie y Hanway) recomendando fertilizantes foliares a base de macro y micronutrientes, asegurando no sólo una buena concentración de nitrógeno, sino también de zinc principalmente. Es importante que la fertilización sea previo al panojado (VT, según escala de Ritchie y Hanway) y posterior a V5 como se mencionó anteriormente, para que exista respuesta al rendimiento con la fertilización foliar.
Soja: A diferencia de los otros cultivos, se recomienda aplicar en estadíos reproductivos tempranos, entre R1 y R3 (según la escala de Fehr y Caviness) asegurando una buena disposición nutricional en R5 para el llenado de granos; esto se explica debido a la plasticidad reproductiva del cultivo, que en estadíos reproductivos continúa diferenciando flores y vainas, a diferencia del resto de los cultivos mencionados que la diferenciación reproductiva culmina en estadíos vegetativos. Existen respuestas significativas con la aplicación de fertilizantes foliares que contienen nitrógeno en su formulación y con el agregado de soluciones de boro y zinc en las etapas fenológicas previamente mencionadas.
Girasol: Uno de los nutrientes que más requiere el cultivo es el boro, con respuestas positivas cuando la concentración inicial en el suelo se encuentra por debajo de 0,3 ppm de B, recomendando incorporar vía foliar soluciones de este micronutriente durante su fase vegetativa temprana, previo al comienzo de iniciación floral, principalmente en V3 (escala según Schneiter y Miller), para evitar síntomas de caída de capítulo. Además se recomienda fertilizar con formulaciones que contengan nitrógeno previo a R1 (escala según Schneiter y Miller) para aumentar el número, peso y calidad de grano.
Ing. Agr. Ferela Francisco
Matrícula Nº 82-4-0686